martes, 25 de octubre de 2011

Keith Hunter Jesperson, El asesino de la carita feliz


Los asesinos seriales siempre dan de qué hablar, ya sea por su forma de matar, el patrón que seguían, su alto coeficiente, sus traumas infantiles, etc. Pero se imaginan un asesino serial, que en sus cartas para relatar sus atroces hechos, al final firmaracon una carita feliz. Bueno este es el caso de Keith Hunter Jesperson.

Keith Hunter Jesperson no tuvo una infancia feliz. Nació en la Columbia Británica (Canadá) el 6 de abril de 1955. De niño era maltratado por sus compañeros y recibía abusos sexuales por parte de su padre. Gracias a él, se introdujo en el mundo del maltrato a otras especies. Le sugirió que maltratase a animales nocivos para él, y el pequeño Jesperson, sin ningún tipo de duda, mató a su primera víctima: un pequeño minino al que estranguló con sus propias manos.

Su adolescencia tampoco vivió tiempos mejores. Sus problemas para relacionarse y hacer amigos, le valió los apodos de “Igor” o “Ig” (dada su gran altura, peso y envergadura), puesto por sus propios hermanos. Siguiendo con su familia, Keith, recibía un trato diferente al de sus 4 hermanos. Su padre, le exigía 30 dólares semanales a cambio de alojamiento y comida, alquiler que sus propios hermanos quedaban exentos.

Ya en la madurez, cuando tenía 35 años, intentaba realizar su sueño de pertenecer a la Real Policía Montada de Canadá, sueño que se trunco por una caída que lo lesionó. Tras ello, fue despedido, y se traslado a los Estados Unidos para empezar a trabajar como camionero en la compañía Pacific Northwest.

En su vida en el país vecino, intenta reactivar su vida, se casa con una mujer de ascendencia mexicana, y con ella tiene 3 hijos. Pero su pasado no desaparecía, y ante su propia hija mayor, Melissa, realizaba continuos maltratos y asesinatos de ardillas y gatos. Un día, incluso, su padre colgó de un árbol a la mascota de la niña. Ese fue el principio de su fin, tras los constantes incidentes, su mujer se divorció de él y se quedó con los tres hijos.

Con la soledad apareció su lado más oscuro, ya nada le impedía sacar a relucir sus más bajos instintos.

Corre el 23 de enero de 1990, en las cercanías de Portland, Keith entra en un bar y se queda prendado de una joven: Tannya Benett. Jesperson la llevó a su casa, donde la estrangulo hasta dejarla medio inconsciente; para después estrangularla hasta el final mientras la violaba. Por fin, consiguió llegar a lo que quería ser.

No sólo con eso se atrevió, en el ego del asesino, empezó a escribir cartas a la policía y después a los periódicos de Oregón, atribuyéndose el crimen, firmando la cara con un símbolo de una cara sonriente, a partir de entonces sería conocido como “El Asesino de la Carita Feliz”.

Los años se iban sucediendo con diferentes asesinatos y violaciones. A cada asesinato le seguía una misiva a las familias de la víctimas y otra a la policía con detalles sobre el crimen, firmadas todas ellas con una carita feliz.

Jesperson intentó encauzar de nuevo su vida, manteniendo una relación amorosa con Julie Ann Winnigham, una ex convicta, llegando incluso a mudar con ella. Pero su naturaleza fue más fuerte que él, y tras poco tiempo de relación, termino matándola el 10 de marzo de 1995. La policía le interrogó como sospechoso del crimen, pero fue puesto en libertad.

Su egocentrismo y don de protagonismo, le llevo a escribir una extensa carta a su hermano, confesando sus crímenes y dando un rostro al “Asesino de la Carita Feliz”. Su hermano dio conocimiento a la policía, tras los cual Keith fue detenido y encarcelado.

En el juicio fue condenado a tres cadenas perpetuas en la Penitenciaría del Estado de Oregón por el asesinato y violación de 8 mujeres.

Tras su condena, se atribuyó otros 166 asesinatos, de nuevo apareciendo su afán de protagonismo. En seguida, la policía descartó en docenas de homicidios. Incluso su compañero de celda, pagó a Jesperson para que confesara el crimen cometido por él. Hecho que la policía enseguida descubrió.

Hoy en día, y valga de reflexión, Keith Hunter Jesperson sigue en el penal de Oregón. Tras obtener fama, empezó a dibujar como pasatiempo y sus obras se pueden obtener actualmente a través de internet. También creó un macabro logotipo donde aparece el camión rojo donde recogía a algunas de sus víctimas.

La historia de Keith Jesperson también ha servido como inspiración. En la serie “El mentalista” el hilo conductor de la misma es un asesino en serie llamado: “Jhonny, el Rojo”, el asesino que pinta una carita feliz en cada uno de sus crímenes.

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